El lago Inle, la cuna birmana de los hombres pez

Esta joya flotante de aldeas aupadas sobre palafitos, mercados que rotan cada cinco días y pescadores malabaristas es una de las escenas costumbristas de Myanmar, el país más grande del Sudeste Asiático, cuyas andanzas las decide todavía la astrología.

2-naipyido-birmania

Un buen día se levantó y decidió mover la capital del país, Yangón. Así. De repente. Una mañana de 2005. La ocurrencia fue de Than Shwe, el entonces presidente de la Junta Militar que gobernó Birmania durante 48 años (1962-2010). Aunque la cabeza pensante de la mudanza fue su astrólogo personal, quien le animó a montar una ciudad en medio de la nada donde las confluencias de los planetas y las estrellas fueran propicias. Dicho y hecho. El 11 del 11 (los astros dijeron que era el día grande) de 2005, a las 11, nació Naipyidó, a 400 kilómetros de Yangón.

La lista de excentricidades que vivió el país más grande del Sudeste Asiático continental (limita con China, Laos, India y Tailandia) durante la dictadura daría para varios reportajes. Pero éste va del Lago Inle, su mayor joya natural, con una extensión de 12.000 hectáreas y uno de esos paisajes que parecen haberse quedado detenidos en el tiempo. Tiene su explicación: Birmania permaneció aislada del mundo durante el régimen. Literalmente, era imposible atravesar sus fronteras, lo que le valió el bloqueo comercial de Estados Unidos y sus aliados occidentales.

23418356275_91b2ed0534_z

Los hijos del lago

Ese hermetismo hace que, aún hoy, sobre las aguas dulces del lago, arropado por las montañas azuladas salpicadas de estupas del estado Shan, se pueda ver a los pescadores enroscando una pierna sobre el remo en modo malabarista total. Y siempre desde un extremo de la barca. El fin es tener los brazos libres para poder manejar la red con la que capturar a los animales. Por algo se los llama hombres pez.

Ellos protagonizan la estampa más característica de esta región -y de toda Birmania, junto a los templos de Bagán- situada al este y poblada por 200 aldeas cuyas casas, restaurantes, telares de seda, tiendas, monasterios y escuelas están aposentadas sobre palafitos. Quienes las habitan pertenecen a la etnia Intha, una de las 150 del país, cuyo significado no es otro que «hijos del lago».

myanmar-un-lugar-magico-llamado-el-lago-inle-1

Viven de eso, de la pesca. Y de lo que plantan en los huertos flotantes que campan a sus anchas para asombro de los pocos viajeros que llegan. Cosas del citado aislamiento, así que no lo dude: es el momento de disfrutar de este bello rincón asiático todavía sin explotar turísticamente. Se puede empezar el recorrido por Nyaung Shwe, la base de operaciones para rastrear la zona. De ambiente mochilero y lleno de callejuelas a medio asfaltar, bicis bien cargadas de lugareños y locales de comida autóctona (modestos, pero con incesantes luces de neón al estilo Navidad en las fachadas), muchos optan por dormir en este pueblo en vez de hacerlo en los nuevos hoteles de lujo suspendidos sobre el lago, mucho más caros.

myanmar-un-lugar-magico-llamado-el-lago-inle

Recorrido por el lago

Para poder disfrutar del Lago Inle hay que estar al menos tres noches. La primera para descansar y hacer la primera inmersión en la zona después de un largo viaje en autobús o en avión. Las dos restantes, una para ver el lago en barca y el otro para recorrerlo en bicicleta. Dos formas de ver el lago y que cada una esconde sus pequeñas sorpresas.

Sobre la ciudad de Nyaung shwe, ésta se puede recorrer a pie o en bicicleta, donde podemos descubrir varias stupas -sinagogas-, un gran mercado, tiendas de souvenirs y multitud de hoteles y restaurantes, muchos de ellos con cierto aspecto europeo. Alquilar una bicicleta todo el día ronda los 4.000 MMK -Kyat es la moneda Birmana.

La ruta en barco parte al amanecer, para poder disfrutar de la luz y de las salida de los pescadores. Alquilar un barco son 16.000 MMK, precio negociable si hablas directamente con los pescadores y no lo tramitas directamente desde el hotel. Tienen capacidad para cinco personas.

El embarcadero es un lugar ruidoso por los motores de las barcas que salen repletas de turistas, otras que transportan fruta, verdura o cualquier necesidad de los habitantes del pueblo. Después de todo el Lago Inle es una gran vía de comunicación entre los diferentes poblados que habitan a su alrededor.

Luego lo suyo es subir a una barca y visitar la pagoda de Phaung Daw Oo y el pueblo de Inthein, al que se llega a través de un estrecho canal en el que los críos juegan, saltan y se lavan con champú. También hay que conocer los mercados flotantes y rotatorios como el Nampan, que cambia de lugar cada cinco días.

Hay que pasear entre los puestos de gigantescos pasteles de garbanzos o tofu, bebidas energéticas, tintes para aclarar la piel femenina, brebajes medicinales para curar la impotencia o el mal de ojo, pescados secados al sol, berenjenas, arroz, tomates… Todo lo envuelven en bolsas de plástico con la imagen impresa de jóvenes cantantes de moda en China, Cristiano Ronaldo o Messi. Las frutas y hortalizas salen de los huertos flotantes anclados sobre el agua mediante alargados palos de bambú, una de tantas escenas costumbristas que todavía se abren paso en este insólito pedazo de Sudeste Asiático.

fischer-1566344_960_720

Fuentes : ElMundoViajaporlibre // Imágenes: Pixabay

Deja un comentario